Vengan a mí todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y yo los haré descansar.
Mateo 11.28 (VPEE)
LOS residentes de la ciudad, mi esposo y yo, viajábamos por una carretera rural en Quebec cuando nos topamos con una carreta cargada de maderas, arrastrada por un par de bueyes. Al acercarse la carreta, nos estacionamos y buscamos nuestras cámaras. El campesino que caminaba al lado de los animales los detuvo hasta que tomamos las fotos. Después les hizo continuar y los guió hacia el campo.
Fue un recuerdo grato: el hombre y los animales viajando en armonía. Los bueyes conocían la voz de su mayordomo, reconociéndolo como el amigo que los alimentaba y los cuidaba. él no le añadía peso a su carga, sino que caminaba a su lado.
Esto me hizo pensar en las cargas que llevamos y en la forma en que Jesús, nuestro Señor, nos invita a aprender de su ejemplo. Por medio de la relación con él, podemos reconocer su voz. Sabemos que podemos contar con su cuidado amoroso. El nunca nos pide que llevemos una carga más pesada de la que podemos llevar, sino que nos da el yugo apropiado; y camina a nuestro lado. La bondad del Señor se convierte en nuestra actitud, y fluye hacia cada persona con quien nos relacionamos.
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