Preocupémonos los unos por los otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras.
--Hebreos 10.24 (NVI)
Una mañana, durante mi ejercicio mañanero, un ganso se acercó a mí. Después de correr algunas vueltas, el ganso comenzó a graznar y a resoplar cuando yo pasaba. En mi última vuelta, el enojado ganso se lanzó a perseguirme. A diferencia de otros días, en los cuales mi última vuelta era la más difícil de completar, ese día corrí a toda velocidad.
Todavía sonrío al pensar en el ganso abusivo. Pude permitir que sus graznidos me detuvieran o haber cambiado mi ruta. Decidí, sin embargo, seguir adelante, aunque cambié la forma en que la concluí. En este caso, el ganso me hizo avanzar más de lo que esperaba.
Asimismo, Dios puede usar los desafíos de nuestras vidas para afirmar nuestra determinación. Una vez tuve un estudiante difícil. Al concluir el año escolar, me dejó una nota en el escritorio: «Gracias por no rendirse». Ese fue el año en el cual Dios avivó mi pasión por la enseñanza y me equipó para trabajar con adolescentes con problemas de conducta. Cada obstáculo que enfrentamos nos puede preparar para la próxima etapa de la jornada espiritual.
Autor
Sra. Teri Miller (Virginia, EUA)
Pensamiento para el día
Incluso un ganso enojado puede ser usado por Dios para bien.Oración
Amado Dios, ayúdanos a superar los desafíos que encontramos en nuestra jornada espiritual. Amén. Por maestros/as de educación especial.
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