Léase el Salmo 103.1-13
[Dios] no nos trata conforme a nuestros pecados ni nos paga según nuestras maldades.
- Salmo 103.10 (NVI)
En la casa de mi vecino llovió; pero no llovió en la mía. Los aguaceros aislados que interrumpieron la sequía en Texas y aliviaron el calor fueron bienvenidos.
Pero debido a que fueron aguaceros aislados, no recibí lluvia en mi patio, lo cual fue injusto. No sólo sentí envidia de mi vecino; me sentí decepcionado y enojado. ¿No merecía yo recibir la lluvia también?
En realidad no tengo derecho a sentirme celoso de lo que otros reciben. ¿Qué importa si mi vecino recibe lluvia y yo no? ¿O si mi colega recibe una promoción que yo quería? ¿O si alguien tiene un mejor auto? Nadie merece lo bueno que recibe. Dios nos da todo por amor, no por justicia. Si fuera por esto, no recibiríamos nada.
Así que voy a tratar de ser más agradecido por todo lo bueno que recibo, no importa lo que mi vecino reciba. Lo que Dios da es el producto del favor inmerecido, que ni he ganado ni me merezco. Es todo por la maravillosa gracia de Dios.
Pensamiento para el día: Todos recibimos de Dios más de lo que merecemos.
Oración: Dios, ayúdanos a ser agradecidos por lo que tenemos. Que nunca sintamos resentimiento por lo que otras personas reciben. Amén.
OREMOS: Por quienes sufren a causa de la sequía.
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