Juan 10.7-21
Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
Juan 10.10 (RVR)
SON pocos los días libres de dificultades. Siempre aparecerá algo que nos molesta, y estos inconvenientes tal vez nos quiten el entusiasmo, provoquen conflictos con otros, y generen sentimientos que no nos gusta tener.
Por eso, es bueno ofrecerle a Dios al comienzo del día todo aquello que nos toque vivir: los cansancios, los imprevistos, los contratiempos y los dolores que la jornada nos depara. Vemos las cosas en forma distinta cuando le decimos a Dios que le dedicamos nuestros esfuerzos diarios. Creer que todo tiene que ser perfecto y sin problemas nos hace olvidar que estamos en la tierra. Pidamos al Señor sabiduría para que aquello que nos pase no nos haga pagar mal por mal, ni promueva la violencia, sino que posibilite un aprendizaje en nuestra relación con nosotros mismos y con los demás.
Si lo consideramos así, se facilitará la posibilidad de empezar el día con ganas y estando prontos para ver el lado positivo de las cosas que nos ocurren, listos para sacar lo mejor de cada experiencia, atentos para descubrir las cosas bellas que encontramos a nuestro paso.
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