Entonces ellos dos les contaron lo que les había pasado en el camino, y cómo reconocieron a Jesús cuando partió el pan.
- Lucas 34.35 (VPEE)
«¡Nadie ha venido a recogerme!» Estaba sola en el aeropuerto internacional de Kenya. Estaba triste; había dejado a mi familia y mis amistades en Nigeria. Ahora estaba varada. No sabía qué hacer. Antes de salir de Nigeria, me sentía confiada en que Dios me cuidaría, pero ante esta situación mi confianza comenzó a menguar. Sin embargo, alguien me dirigió a un taxista confiable, que me llevó a mi nueva escuela en Nairobi. Más tarde comprendí que Cristo había estado conmigo todo el tiempo, velando por mí, deseando que mis ojos se abrieran para verle. Pero hasta que llegué a la escuela, me sentí demasiado abrumada por mis problemas como para escuchar y ver a Cristo en las personas alrededor de mí. Estoy segura de que lo mismo le ocurrió a los discípulos en el camino a Emaús. Jesús estaba con ellos, pero ellos no podían reconocerle hasta que él partió el pan. A menudo, en medio de los problemas, pensamos que Cristo no está con nosotros. Al igual que los discípulos, necesitamos prestar atención para verle y escucharle. Cristo está con nosotros/as todo el tiempo.
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