Evangelio según San Juan 20:24-29
En fin, vivan en armonía los unos con los otros; compartan penas y alegrías, practiquen el amor fraternal, sean compasivos y humildes. - 1ª de Pedro 3:8 (NVI)
Mientras nuestro instructor hablaba sin parar, vi a un compañero de clase retorcerse en su asiento. Durante un descanso, explicó: «Mantenerme quieto y escuchar es muy difícil para mí. Prefiero un aprendizaje interactivo utilizando los cinco sentidos: ver, oír, oler, tocar, probar».
Recordé esa conversación mientras leía la cita bíblica de hoy. Y pensé que el discípulo Tomás debe haber sido un proponente de un aprendizaje interactivo. Aunque tradicionalmente creemos de él como «Tomás el incrédulo», creo que tal vez Tomás evaluó y procesó mejor la información al emplear una combinación de sus sentidos. Tal vez lo que escuchó de los otros discípulos no involucró suficientemente sus sentidos para que pudiese procesar esa información fácilmente. Tomás solo podría aceptar la resurrección de Jesús al oír, ver y tocar.
Esa misma indecisión nos impide aceptar el evangelio. Podemos considerar los sermones aburridos, ya que con únicamente palabras, se excluyen los otros sentidos. Para algunos, la comunión llena ese vacío al tocar y probar. Otros disfrutan los sermones para los niños porque favorecen utilizar varios sentidos.
Cuando comprendemos a personas que aceptan el evangelio de diferentes maneras, estamos siguiendo lo que nos encomienda las Escrituras. Puede que nosotros también necesitemos ser comprendidos por otras personas en cuanto a nuestras propias diferencias.
Sra. Mary Hunt Webb (Nuevo México, EE. UU.)
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