LECTURA DE HOY
Isaías 6:1-8
…vi al Señor excelso y sublime, sentado en un trono; las orlas de su manto llenaban el templo. Por encima de él había serafines, cada uno
de los cuales tenía seis alas. - Isaías 6:1-2 (NVI)
Hace más de treinta años trabajé en una agencia cristiana de servicios a la comunidad. Una noche muy fría mantuvimos nuestro espacio abierto para que tres hombres no pasasen la noche en la calle y muriesen de frío. Fue una noche agitada.
A la mañana siguiente, cuando me estaba yendo, sonó el teléfono y una voz aguda solicitó una entrega de agua porque las cañerías se habían congelado. Sin ganas, tomé dos botellones de agua y los alcancé hasta una casa muy grande en estado deplorable. En la puerta me esperaba una mujer envuelta en frazadas y abrigos que la hacían verse dos veces más grandota de lo que era. Al ingresar al lugar, descubrí que no había recibido ninguna visita en más de un año.
Con la Biblia abierta, me agasajó con pasajes sobre gentileza y servicio. Por detrás de ella pude ver una imagen de Jesús. Mientras estuve allí, las dos imágenes –mi anfitriona y ese Jesús de Escuela Dominical- se fundieron en una sola. Hasta entonces, cuando imaginaba el llamado de Dios, pensaba en el pasaje citado arriba. Esto era completamente distinto. Sin embargo, comprendí que en este lugar impensado había recibido una visión de santidad como nunca había experimentado antes. Sentí un llamado de Dios que jamás olvidé.
A la mañana siguiente, cuando me estaba yendo, sonó el teléfono y una voz aguda solicitó una entrega de agua porque las cañerías se habían congelado. Sin ganas, tomé dos botellones de agua y los alcancé hasta una casa muy grande en estado deplorable. En la puerta me esperaba una mujer envuelta en frazadas y abrigos que la hacían verse dos veces más grandota de lo que era. Al ingresar al lugar, descubrí que no había recibido ninguna visita en más de un año.
Con la Biblia abierta, me agasajó con pasajes sobre gentileza y servicio. Por detrás de ella pude ver una imagen de Jesús. Mientras estuve allí, las dos imágenes –mi anfitriona y ese Jesús de Escuela Dominical- se fundieron en una sola. Hasta entonces, cuando imaginaba el llamado de Dios, pensaba en el pasaje citado arriba. Esto era completamente distinto. Sin embargo, comprendí que en este lugar impensado había recibido una visión de santidad como nunca había experimentado antes. Sentí un llamado de Dios que jamás olvidé.
ORACIÓN DE HOY
Oh Dios, ayúdanos a estar siempre abiertos y receptivos a tu presencia y tu guía para nuestras vidas.
PENSAMIENTO DEL DÍA
Puedo hallar la santidad del Señor en los lugares menos pensados.
ENFOQUE DE LA ORACIÓN
por quienes están solos
AUTOR
Sr. Robert S. Boggs (Carolina del Sur, EE. UU.)
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