LECTURA DE HOY
Primer libro de los Reyes 18:41-44
A la séptima vez, el criado [de Elías] dijo: «Veo que del mar se levanta una nube, pequeña como la palma de una mano». - 1º de Reyes 18:44 (RVC)
Hace tres años fui diagnosticada con fatiga crónica, ansiedad y depresión severa. Había sido maestra a tiempo completo y súbitamente mis días transcurrían entre visitas al psiquiatra, medicación y lidiar con mis miedos. Me sentía débil y frustrada, pero estaba decidida a reponerme por completo. Oré y adoré a Dios pidiendo que me liberase de esto. Creía que podía sanarme.
Pasaron varios meses y apenas había algún progreso. Desalentada, me pregunté si mejoraría en algún momento, pero seguí creyendo que Dios me sanaría. Cuando comencé a sufrir dolores de cabeza muy fuertes, recurrí a las Escrituras, ayuné y seguí orando. Me imaginaba recuperada y agradecía a Jesús por la sanidad que confiaba iba a llegar.
Un día desaparecieron los dolores de cabeza. Esta fue mi nubecita de esperanza — una pequeña pero significante señal de la seguridad de Dios que la sanidad estaba cerca. Desde entonces, cada día me siento más fuerte. Dios derrama grandes bendiciones con pequeños comienzos. Y todo se origina con una nubecita de esperanza.
ORACIÓN DE HOY
Misericordioso Dios, gracias por esas pequeñas nubecitas de esperanza que nos envías para que sepamos de tu amor y bendición. Amén.
PENSAMIENTO DEL DÍA
Confiaré en Dios y esperaré atenta el cambio por venir.
OREMOS
por esperar con paciencia en Dios
AUTOR
Sra. Madeline Twooney (Renania del Norte, Alemania)
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