Sra. Trudy K. Snyder (Pensilvania, EE. UU.)
LECTURA DE HOY
Lamentaciones 3:25-33
[El Señor] Nos hace sufrir, pero también nos compadece, porque es muy grande su amor. - Lamentaciones 3:32 (NVI)
Mi amiga me ha enviado tarjetas para distintas ocasiones desde hace 30 años. No solo tarjetas por un cumpleaños o en Navidad, sino una para cada festividad. No olvida ninguna. Hace poco tiempo sufrió un problema serio — un incendio destruyó su casa y perdió todo lo que tenía. Estaba segura de que dejaría de enviar tarjetas, por lo menos durante un tiempo, pero no fue así. A las tres semanas del incendio, al celebrarse otra festividad, recibí por correo una tarjeta con su habitual saludo lleno de alegría y buenos deseos. Quedé atónita. ¿Cómo hallaba energía para transmitir alegría si había vivido semejante tragedia? Solo se me ocurrió una explicación para justificar su capacidad de resurgir — la fe.
Mi amiga no sabe cuánto enriquece su ejemplo mi caminar por la vida cristiana. Tal vez enviar una tarjeta de saludo parezca trivial, pero enviar buenos deseos a otras personas cuando en un instante se ha perdido todo en un incendio no lo es. Es un testimonio poderoso. Mientras yo me concentraba en lo que había perdido, mi amiga se aferraba a aquello que nadie podría quitarle: Jesucristo y su promesa de amor. Los continuos actos bondadosos de mi amiga son un faro en mi vida, y por ello estoy agradecida.
ORACIÓN DE HOY
Gracias, Señor, por las personas que han modelado y fortalecido nuestro caminar cristiano. Ayúdanos a ser ejemplo de Cristo para otras personas. Amén.
PENSAMIENTO DEL DÍA
Gracias al poder redentor de Dios, ninguna tragedia puede destruir mi fe.
OREMOS
por los que han perdido hogares a causa de un incendio
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