Leer Isaías 40:28-31
El Señor dijo a Pablo: «Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad». 2 Corintios 12:9
Dicen que no es sencillo envejecer y, definitivamente, ¡estoy de acuerdo! Jamás cambiaría la sabiduría que he ganado con los años. Así que, en estos años en que peinamos canas, una mañana junto a mi esposo consideramos que sería bueno ejercitarnos haciendo caminatas. Cada día, salimos a caminar calle abajo, luego damos vuelta en la esquina hacia un área llana. Pero, de regreso a casa, caminamos cuesta arriba. Entonces, le digo a mi esposo: «¡Necesito tomarme de tu brazo para poder avanzar!».
La caminata matutina se ha convertido en una excelente oportunidad para orar cuando llegamos a la subida, ya que no puedo hablar y caminar al mismo tiempo. Pareciera que ahí Dios nos brinda un momento perfecto para callar, un tiempo perfecto para la oración.
En la vida me he encontrado varias veces intentando avanzar «cuesta arriba» y me he sentido débil. En esos momentos, me tomo fuerte de la promesa de que el poder de Dios se perfecciona en nuestra debilidad. En realidad, intento recordarme de confiar en Dios cada día — no solo cuando voy cuesta arriba.
Pero cuando aparecen las cuestas de la vida, la gracia y la fortaleza de Dios son suficientes cada vez para mí.
Pensamiento para el día: Cuando Dios camina conmigo, ninguna cuesta es difícil de subir.
Oración: Autor de la vida, fortalece nuestra fe. Ayúdanos a recordar que tu fortaleza no nos abandona y que estás siempre listo para ayudarnos cuando clamamos a ti. Amén.
Autor:
Sra. Dara H. Gunnell (Carolina del Norte, EE. UU.)
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